Se dice que una mujer que se corta el pelo está a punto de cambiar su vida y eso parece que fue precisamente lo que pasó por la cabeza de Lady Di en 1990 durante una sesión fotográfica para una revista en la que iba a lucir una tiara. El peluquero que se la estaba poniendo, Sam McKnight, le recogió el pelo de tal manera que en las fotos parecía que lo llevaba mucho más corto. La sesión fue un éxito, McKnight recuerda, "cuando acabamos, ella –Lady Di– me preguntó qué estilo le recomendaría si me diera carta blanca, y le respondí: 'lo cortaría todo'.
Dicho y hecho, Lady Di le contestó que lo hiciera ahí mismo y McKnight no lo dudó ni un solo instante: sacó sus tijeras y se puso manos a la obra. Había nacido un mito. Tras aquello y tal vez por su franqueza, Lady Di lo convirtió en su peluquero de cabecera. Durante años, McKnight la acompañó en viajes oficiales y modernizó su imagen con un look más atrevido. De estos años junto a la princesa, McKnight recuerda su capacidad para hacer que cualquiera se sintiera cómodo en su presencia, a pesar de que era una de las personas más populares del mundo.
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"Conocerla me cambió la vida por completo. Me llevó a lugares como los hospicios de la madre Teresa en la India y a los campos de refugiados en las fronteras de Afganistán y Pakistán porque quería que viéramos la labor que hacía. Aunque como su estilista de cabecera mi trabajo era peinarla, ella involucraba a su equipo en todos sus proyectos", asegura McKnight. El estilista recuerda esos tiempo como "una época maravillosa" y asegura que jamás habría tenido la oportunidad de ver esos lugares de no ser por la generosidad de Lady Di.
Sam McKnight ahora es un popular estilista con su propia línea de productos y un habitual en las cabeceras de las más prestigiosas revistas de moda, hasta le hicieron una exposición propia para contar su historia, y todo gracias a que un día, durante una sesión de fotos se atrevió a decirle a una de las mujeres más poderosas del planeta lo que pensaba.