Ni el maquillaje de día se parece al que llevaríamos por la noche, ni para todo vestido es válida cualquier paleta de color. Por muy dominada que tengamos ya la famosa técnica del contouring que puso de moda en su día Kim Kardashian, quien ahora a traído a escena una nueva tendencia capilar, no podemos descuidar algunas máximas clásicas que tendrán su eco en la eternidad.
La luz es importante
Para no restar expresividad a nuestro rostro por medio del maquillaje, tenemos que memorizar en qué zonas brilla más nuestra cara cuando la llevamos lavada. Hay que respetarlas y no matizarlas en exceso con polvos y colorete para mantener la naturalidad de nuestras expresiones faciales. Generalmente, las zonas en las que aplicamos iluminador son la frente la nariz y la barbilla. Es lo que los maquilladores llaman "la zona T". Sin embargo, hay quienes por tener los labios más finitos necesitan iluminar ligeramente la zona comprendida entre el labio superior y la nariz. La forma de nuestros ojos también es fundamental estudiarla porque si tenemos el globo ocular más hundido nos convendrá iluminar la zona del lagrimal.
La calidad no está de más
En una noche tan larga como es la de fin de año, siempre conviene que nos apliquemos bases de maquillaje o fundations que vayan a aguantar bastante tiempo. Lo mismo ocurre con los labiales. Preocúpate de escoger uno de larga duración y que no manche. Así no tendrás que preocuparte en ningún momento por tener que retocarte.