Hace unos días probé (por fin) en una fiesta el postre más rico de mi vida. el de Happy Hippo del chef Dani García del que todo el mundo hablaba en redes sociales. Lo caté, lo calé y desde entonces no puede pensar en cosa (en cuestión de postres, claro). La cuestión es que esta misma mañana he abierto, como todos los días, mi cuenta de Instagram y ¡tachán! por arte de magia -o quizá su subconsciente golosón- ha aparecido en mi feed lo que acabo de apodar como la manicura Happy Hippo. Y, ojito, que después de experimentar con varios diseños de nail art de Betina Goldstein, creo que ya va siendo hora de que le dé una oportunidad a la fantasía que se ha marcado en las uñas Melanie, de @overglowedit. Ahora mismo, no sé si pedir cita para ya para que vengan las chicas de ‘¡Hola, Pepa!’ a hacerme la manicura en casa o reservar en uno de los restaurantes de Dani García. ¿Puede que tenga el corazón dividido? No confirmo ni desmiento, pero tampoco es que una cosa me impida hacer la otra.