Tras días de confinamiento comprendiendo el significado y sacrificio de la clausura, con un cuerpo lleno de azúcar por los bizcochos de yogur o zanahoria, se mezcla en el ambiente el olor a la colada recién hecha, al perejil que brota de una maceta de la cocina y a los limones cortados sobre la encimera. El sol de primera hora entra en la estancia a través de las rendijas de la persiana y mientras, las páginas de un libro a medio acabar se cierran por una leve corriente de aire y a la vez hace que mi mente vuele (o delire).
Me imagino que es 21 de junio, un día caluroso de verano en el que sopla una brisa placentera. Me levanto en una habitación luminosa, en una cama de madera y rafia con sábanas blancas de algodón, la ventana que da al mar está abierta y las finas cortinas se mueven sutilmente. Al salir a la terraza con los pies descalzos y los ojos todavía entreabiertos se escucha el movimiento calmado de las escasas olas que rompen en la orilla, huele a sal, a zumo de frutas y ensaimadas recién hechas.
Es el día perfecto para coger el coche y conducir hasta una playa de aguas cristalinas mientras se escucha Here comes the sun de The Beatles en la radio, seguida de Isla Morenita de Carlos Sadness. Dar un pequeño paseo y que la arena blanca moldee cada pisada como si fuera arcilla. Para después tomar el aperitivo entre sol y sombra, bajo una sombrilla de lino con flecos, una caña casi congelada y unas aceitunas (con hueso).
Para estos días de principio de verano o días soleados de primavera la rutina facial de mañana es sencilla, sobre el tocador no hay más de nueve productos, sumando cuidado facial y maquillaje. También hay dos perfumes, uno mezcla de afrutado y floral y otro con un placentero olor a limpio.
Después de la crema hidratante de Matriskin, el contorno de ojos de aguacate de Kiehl's y un bálsamo labial de farmacia llega la hora del maquillaje. Tiene que ser natural y sencillo, como si no llevara nada, como si fuera el sol y solo el sol quien nos proporcionara el efecto 'buena cara'.
La guía en mi cabeza es la francesa Violette, maquilladora y Directora Global de belleza de Estée Lauder, que siempre opta por una tez jugosa, luminosa y de apariencia saludable (nunca olvidándose del color en las mejillas). Además de Jeanne Damas, maestra del effortless chic.
Mientras me miro a un viejo espejo que tengo entre las manos, frente a un foco de luz natural, recuerdo que el truco está en aplicar pocos productos en poca cantidad y en su mayoría con los dedos, dejando zonas como la nariz sin tocar para una apariencia mucho más natural. Además, me viene a la cabeza que lo mejor es alternar maquillaje en crema y maquillaje en polvo, así habrá un equilibrio y la tez tendrá un aspecto fresco pero no graso.
Alguien dice mi nombre, seguido de la frase 'salimos en 10 minutos'. Por suerte solo son necesito seis productos de maquillaje para conseguir tener el rostro sano, luminoso y bronceado que quiero.
He aquí las seis claves para conseguir el efecto 'buena cara', perfecto para cualquier ocasión (aunque soñemos con el verano).