El corrector es una herramienta básica en el neceser de maquillaje. Si bien el área del contorno de ojos es su principal zona de acción, este producto esconde muchos más secretos y opciones. Sus posibilidades son (casi) infinitas. Desde iluminar la mirada hasta matizar granitos y manchas. Presentamos propuestas low cost para todo tipo de pieles, pero ten en cuenta que este producto que se debe elegir cumpliendo primero algunas pautas.
El tono de la zona de piel a cubrir es muy importante. Escoge el más adecuado según se pretenda aportar luz al contorno de ojos, ocultar unas ojeras muy marcadas o eliminar la rojez de un granito. Así los tonos de corrector más allá de los tradicionales (siempre adaptados en intensidad al color de tu piel) pasan por el salmón (ojeras azuladas), el verde (granitos y venas rojizas), el lila o rosado (ojeras verdosas o venitas) o azul (para manchas amarronadas como las del sol). Conocidos también como precorrectores deben siempre aplicarse antes de la base de maquillaje.
Además, la textura es clave para conseguir el efecto deseado. Apuesta por acabados en crema o barra si la ojera está muy marcada y por productos fluidos para las finas líneas de expresión y arrugas. Siempre con fórmulas hidratantes (no tienen que aportar grasa) que sean fáciles de extender para no ejercer mucha presión en esa área tan delicada.
Ingredientes como la jojoba, el elastinol, las vitaminas A, C y E y la cafeína ayudan a mejorar la apariencia y desinflamar las bolsas que pueden surgir. Lo mejor, fórmulas hipoalergénicas, ya que se trata de un producto que puede entrar en contacto con los ojos.
El corrector además puede ser usado como prebase para ojos (unificará el tono del párpado) si te haces con un tono más claro y otro más oscuro se convertirán en un kit ideal para el contouring. Si no deseas aplicar una base de maquillaje por todo el rostro, con tapar pequeñas imperfecciones e iluminar el área de la ojera se conseguirá un efecto #nomakeup natural y efectivo. Perfecto para los días en los que solo tienes un minuto.
Recuerda utilizar sólo la cantidad necesaria de corrector para no crear pliegues o aportar demasiado producto en la zona. Menos es más también aquí. Además, conviene sellar el corrector con polvos para lograr una mayor fijación y cobertura, especialmente en las pieles más grasas.