¿Bajas la vista a tus piernas –¡taaan blancas!– y te dan ganas de pasar de las medias a la escafandra? Si (ya) te está ocurriendo y no tienes una Barceloneta a la que ir a ganar tono, lo mejor será que te rindas al bronceado de bote. No temas. Ha llovido mucho desde el naranja “butano” con el que coloreaban la piel estos productos y encontrarás autobronceadores para utilizar en la ducha, exprés, graduales, con efecto glow y en texturas que consiguen que la aplicación sea un juego de niños. ¿Lo mejor? El resultado final es como el de una segunda piel, muy, muy, natural (al menos, con los que hemos seleccionado para ti y que puedes descubrir arriba, en nuestra galería). Antes de ponerte manos a la obra y los guantes -¡imprescindibles!-, lee con atención las 7 reglas de oro que nos regala Nichola Joss, experta en bronceado y, atención a la nomenclatura, skin finish (algo así como 'acabado de la piel'). ¿Te decides?
1.- Exfolia la piel la noche antes del bronceado para arrastrar las células muertas y otras impurezas. Repite a los cuatro días para que el color quede uniforme.
2.- Presta especial atención a las zonas más secas –codos, rodillas, manos y pies-, ya que pueden absorber más producto y dar lugar a los temidos “ronchones”.
3.- Extiende el producto en movimientos de barrido. Esto es: empieza por las piernas y ve subiendo hasta el escote.
4.- Para prolongar y mantener el bronceado, hidrata la piel a diario.
5.- Si te has depilado, espera 24 horas para que la piel se haya calmado y no quede ni un resto de cera.
6.- Para igualar el tono en el rostro, en caso de no disponer de un autobroncedor facial a mano, mezcla el selftanner corporal con tu crema hidratante habitual.
7.- ¿Tienes piel de largarto, súper seca? Opta por un autobronceador en aceite: se fundirá mejor.