La exfoliación es el gesto destinado a eliminar células muertas de la superficie de la piel que debería formar parte de la higiene facial. Decimos “debería” porque sin él los activos de los productos que apliquemos a continuación pierden parte de su capacidad de acción. Antes de ponerte manos a la obra, es importante que sepas que existen tres tipos de exfoliantes y que su cometido es diferente.
- FÍSICOS: “También conocidos como mecánicos, se realizan a través de dispositivos (esponjas de konjac, almohadillas de silicona, cepillos faciales....) o de productos que incorporan partículas con función abrasiva, como polvo de semillas, pequeñas partículas sintéticas, etc. Además de limpiar por emulsificación, eliminan corneocitos superficiales”, aclara la esteticista Marta García, al frente del salón de belleza que lleva su nombre (ubicado en Oviedo). Estos exfoliantes son los más lentos y superficiales. “Se suelen realizar en el domicilio, dentro de la rutinas de belleza si la piel los tolera. Se recomiendan un par de veces por semana”.
- QUÍMICOS: “Disuelven el ‘pegamento’ natural que une a las células muertas entre sí y a la piel para que se suelten, descamen y caigan más rápido, sin necesidad de ese proceso de rascado o pelado de la exfoliación física”, cuenta García. ¿Los más conocidos? Los alfahidroxiacidos, que provocan la pérdida de la unión de los corneocitos y su descamación, y los betahidroxiácidos, que son más queratolíticos (también estimulan la renovación de la epidermis). “A diferencia de los físicos, generan una descamación bastante rápida”, continúa la experta.
- ENZIMÁTICOS: “Son el intermedio entre las anteriores exfoliaciones, menos agresivos y no modifican el PH de la piel. Provienen de enzimas vegetales y rompen, despegan y debilitan las uniones de los corneocitos pero mucho más lentamente, con lo que nunca generan un pelado”.
Una “receta” para cada tipo de piel
“Se decide un exfoliante u otro en función de la calidad de tejido de cada persona”, asegura la esteticista. Aquí, su guía, según como se encuentre tu piel.
Yan Krukov para Pexels
- EXCESO DE GRASA: Según la experta, estos cutis, con la capa córnea engrosada y resistente, aceptan perfectamente dos exfoliantes físicos o mecánicos a la semana (también toleran bien los exfoliantes químicos). En cambio, con los enzimáticos no se notan grandes beneficios.
- ALTERACIONES: Hablamos de la piel sensible, alterada, con brotes de acné, rosácea o arañas vasculares. “Conviene evitar los exfoliantes físicos y mecánicos para no propagar infecciones y provocar más alteraciones”, asegura García. ¿Tu receta? Exfoliaciones enzimáticas con acción queratolítica o exfoliantes químicos que no bajen mucho el PH (aunque este último no debería aplicarse en caso de brote de rosácea).
- PIEL MADURA: “Los betahidroxiácidos y alfahidrohiácidos (químicos) ayudan a disminuir arrugas, unificar el tono y mantener la firmeza”. Para la experta, en pieles normales, maduras y sanas, sin ninguna alteración, se pueden usar dos exfoliantes mecánicos semanales, e incluso añadir uno físico (tipo konjac) diariamente con el uso del limpiador, y utilizar otro químico suave en la misma semana pero en días alternos.