Slow es una palabra que se ha vuelto muy familiar en nuestro vocabulario. Tanto es así, que todo lo que va precedido de ella, pasa a ser de absoluta confianza. Pero no hablamos sólo de belleza física, el movimiento Slow Beauty propone una belleza integral, que abarca aspectos físicos y emocionales. Una armonía, que según destaca Diana Burillo, directora de Handmade Beauty, "se logra a través de rutinas cosméticas y hábitos saludables"
Una vez que te pasas a este concepto, este se hace presente, poco a poco, en cada gesto, producto y en pequeños detalles cotidianos.
Tal y como cuenta Burillo, "surge de una profunda necesidad de volver a lo básico, a lo natural".
De darte prioridad a ti misma, de cuidarte y disfrutar sin prisas mientras lo haces. En definitiva, consiste en "tener unos hábitos saludables: alimentarte bien, hacer ejercicio, descansar, tener una actitud positiva y calmada y además utilizar cosméticos naturales y sostenibles para acompañar tu envejecimiento natural", señala Natàlia Calvet, coach y experta en hábitos saludables.
Los beneficios, en el terreno de la belleza, son múltiples. Por un lado, "el solo hecho de dedicarte tiempo y bajar el ritmo, hace que te sientas en paz y eso se nota por dentro y por fuera, afirma Calvet. Además, añade, "al utilizar productos naturales en tu rutina, estás reduciendo la cantidad de químicos a los que te expones, que a día de hoy es muy elevado. Esto también contribuye a mejorar tu aspecto".
Frente a la tendencia de la cosmética “exprés” que se centra en obtener resultados inmediatos, María Arana, fundadora de la firma Bliss á Porter, aconseja "el uso de productos orientados a la prevención y el cuidado continuo, que además de ser mucho más beneficiosos a largo plazo para el cuidado de tu piel, también buscan poner a trabajar los sentidos".
Como todo lo slow, esta faceta es una invitación a ser conscientes del presente. Promueve un estilo de vida más calmado que te permite saborear los placeres de la vida. De modo que, introducir el Slow Beauty en nuestras vidas puede ser muy sencillo. Basta con "despertarnos cinco minutos antes por las mañanas y aprovecharlos para lavarnos la cara y aplicar nuestros productos de belleza. Esto puede cambiar nuestro día y comenzarlo con más energía y más a gusto con nosotros mismos", afirma Diana Burillo.
Al bajar el ritmo y dedicarnos unos momentos al día a nosotros mismos, "despejamos la mente de los problemas y nos concentramos en realizar un gesto pequeño, pero relajante. Nuestro nivel de estrés disminuye; nuestra piel mejora su aspecto y nuestro estilo de vida se hace más equilibrado. Todo esto contribuye a que afrontemos la existencia con una mayor serenidad y satisfacción", asegura Arana.
Desde Handmade Beauty nos dan unos consejos para iniciarnos en este concepto:
- Cuando lleguemos a casa por la noche después de un largo día de trabajo, podemos tomarnos unos minutos para relajarnos, darnos un baño, encender una vela y preparar un té. Así, nos regalarnos un momento de bienestar y tranquilidad.
- Una vez a la semana podemos realizarnos un ritual de belleza más completo que incluya una exfoliación, un baño o ducha y una hidratación mas profunda. Durante este momento podemos pensar sobre el transcurso de la semana, puede ser un momento de meditación e introspección. Un tiempo para purificar el cuerpo y la mente.